Hoy os contamos nuestra última incursión al Barranco de las Cinco Villas. La verdad es que diseñamos una jornada de lo más completa en la que pudimos disfrutar de un día estupendo por el Puerto del Pico y Cuevas del Valle con niños.
Después de pasar el fin de semana en el Parador de Gredos y de realizar en familia la Ruta del Pinar de Navarredonda y de la Peña Histórica decidimos dirigir nuestros pasos hacia el Valle del Tiétar. Y qué mejor manera de hacerlo que encaminándonos hacia el Puerto del Pico. Este es uno de los puntos más relevantes de la geografía de la provincia de Ávila y el mejor balcón posible para disfrutar de las vistas del Barranco de las Cinco Villas (el nombre con el que se conocen Santa Cruz del Valle, Cuevas del Valle, Villarejo del Valle, Mombeltrán y San Esteban del Valle).
PUERTO DEL PICO Y CALZADA ROMANA
Mirando hacia el sur lo primero que llama la atención es la imponente calzada romana que desciende por el valle. Es, sin duda, una de las joyas de la provincia de Ávila. Y no sólo por su historia o por su excelente estado de conservación, sino porque siglos después de ser construida por los romanos sigue dando uso a trashumantes y carreteros. Todos ellos dejan cada año estampas preciosas a su paso por este singular camino.
Porque la calzada romana sigue en uso. Conecta la Meseta Norte con el Valle del Tiétar y, por extensión, también con Toledo y Extremadura. Así que podría decirse que es el camino natural de los vaqueros cuando llevan sus rebaños del norte al sur para librarlos del duro frío castellano.
No tuvimos suerte y no vimos ninguna cabra saltando por las piedras. ¡Pero las hay! Y muchas.
Nosotros contemplamos la calzada romana un buen rato encaramados a las rocas que salpican el alto del puerto. Id bien abrigados si vais un día fresco, porque el Puerto del Pico suele registrar las temperaturas más bajas de Ávila. ¡Y muchas veces, también de España!
Haga frío o no, la verdad es que la visita merece la pena. Nuestro objetivo era pasear por la Senda del Castañar de Las Huertas, que nace en Cuevas del Valle. Y si es verdad que la calzada romana lleva directamente al pueblo, por lo que hubiéramos podido bajar andando, optamos por llegar hasta allí en coche. Íbamos con niños pequeños y la verdad es que la pendiente de la calzada es, en algunos puntos, muy pronunciada. Así que esta excursión nos la dejamos para otro día, ja,ja.
SENDA DEL CASTAÑAR DE LAS HUERTAS
Una vez en Cuevas del Valle (hasta donde llegamos continuando por la carretera N-502) aparcamos el coche en la placita que hay junto a la iglesia del pueblo y que atraviesa un riachuelo.
Echamos de menos algún cartel que nos indicara el comienzo de la ruta. De hecho, tuvimos que preguntar a unos vecinos que, amablemente, nos indicaron la dirección. Por cierto, ¿sabéis cómo se llama a los naturales de Cuevas del Valle…? ¡Covacheros!
Pasando por la curiosa (e histórica) plaza de toros de Cuevas y el Molino de las Ánimas, una preciosa construcción junto a la que hay una zona de merendero, llegamos al comienzo del camino.
Se trata de una ruta circular, muy sencilla y que no llega a los cuatro kilómetros. Se puede completar en unas dos horas.
Uno de sus puntos fuertes, sobre todo si la vais a realizar con niños pequeños, es que apenas tiene subidas fuertes, por lo que se convierte en un paseo de lo más agradable.
Otro punto a su favor es que, al discurrir casi todo el tiempo entre impresionantes castaños, algunos de ellos centenarios, la sombra no falta. Así que es ideal para realizarla en verano. Aunque también el otoño es una época perfecto para ello. Es cuando los castaños cambian el intenso verde de la primavera y el verano por los tonos marrones y rojizos. Algo de lo que, por cierto, también podéis disfrutar en esa época del año en el Castañar de El Tiemblo, otra de las visitas indispensables en Ávila durante el otoño.
Nosotros no pudimos recoger muchas castañas (aún estaban verdes en las copas de los árboles) pero en cambio comimos unas cuantas moras bien negras y jugosas…
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Al frescor de la Senda del Castañar de las Huertas contribuyen también los muchos arroyos y acequias que os iréis encontrando en el camino. Agua que riega los huertos que dan nombre a un camino en el que, eso sí, nosotros hubiéramos puesto alguna señal más.
Al terminar el camino decidimos comernos el bocadillo en la zona de merendero que os comentamos antes. ¡Todo un lujo que disfrutamos en familia!
CUEVAS DEL VALLE CON NIÑOS
Por supuesto no quisimos irnos de Cuevas del Valle sin recorrer sus preciosas calles.
Después de tomar un café en uno de sus bares, nos dirigimos hacia la calle Real, sin duda la más bonita de todo el pueblo.
Su encanto está, sobre todo, en la sucesión de viviendas tradicionales, con preciosas balconadas de madera que los covacheros se preocupan de mantener llenas de preciosas, coloridas y cuidadas flores. Son tan bonitas, que los vecinos compiten una vez al año para elegir la mejor. Seguro que al jurado le cuesta mucho tomar una decisión…
Y si son bonitos los balcones no lo son menos las puertas.
Nos llamaron mucho la atención no sólo por sus formas y materiales, sino por la manera que tienen los vecinos de adornarlas, con preciosas cortinas adornadas con dibujos realizados en punto de cruz. Aunque, sin duda, a nuestras niñas la que más les gustó fue, por supuesto, la de las princesas Disney.
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