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Pautas para hacer los deberes con tus hijos

Después de un par de semanitas desde que llegó la vuelta al cole, poco a poco hemos ido cogiendo velocidad de crucero y nos vamos amoldando a las rutinas del curso escolar. Los madrugones que tanto cuestan, los desayunos a todo correr porque llegamos tarde, llevar a los peques al cole, las primeras reuniones con los profes y por supuesto a los poquitos días de haber empezado también llegan los deberes para casa. Se trata sin duda de un tema que, aunque controvertido y para el que no faltan opiniones tanto a favor como en contra, desde luego nos interesa mucho a todos los padres y madres. Dejando a un lado polémicas, y como a día de hoy quién más y quién menos todos nuestros hijos se traen tarea para casa, le hemos pedido a nuestra amiga y experta María Sánchez Calvo que nos aporte unas pautas para afrontar correctamente el momento de ayudar a nuestros hijos con sus deberes.

los deberes del cole

María es licenciada en Psicopedagogía, maestra especialista en Audición y Lenguaje, especialista Universitaria en Pedagogía Terapéutica y responsable del Departamento de Orientación durante 15 años del Colegio Diocesano ‘Asunción de Nuestra Señora’ de Ávila. Pero, sobre todo, María presume de ser la orgullosa mamá de Paula e Irene.

Estos son los consejos que nos da para los deberes del cole: 

Hoy en día, la necesidad de encomendar a los escolares deberes o tareas para realizar en casa se ha convertido en objeto de polémica. A pesar de ello un porcentaje de padres y docentes reconocen los beneficios de dedicar un tiempo diario al repaso en casa de lo abordado en el colegio. La realización diaria de deberes persigue diferentes objetivos justificados desde el punto de vista educativo: asentar rutinas de trabajo personal y autónomo, afianzar aprendizajes iniciados en el aula, asumir responsabilidades, trabajar la disciplina y la superación personal con el esfuerzo diario y determinar si se han comprendido las explicaciones del profesor o se precisan aclaraciones adicionales que garanticen un adecuado aprendizaje.  

El problema surge cuando, como padres, queremos ayudar a nuestros hijos pero no sabemos cuáles son los límites o la mejor forma de llevarlo a cabo. Por ello, en primer lugar, debemos tener claros qué objetivos debe tener nuestra intervención y los expuestos anteriormente pueden servirnos de referencia. Partiendo de ellos, a continuación se ofrecen una serie de consejos que podrían ser de utilidad para ayudar a nuestros hijos.

1.Buscar un lugar apropiado.

Debemos disponer de una silla y mesa cómodas, eliminar los elementos distractores (ordenador, televisión, radio, etc) cuyo funcionamiento pueda dispersar la atención y tener encima de la mesa únicamente aquello que vayamos a necesitar. El lugar debe estar lo más aislado del ruido posible. Todo ello favorecerá un ambiente propicio de trabajo y evitará pérdidas de tiempo innecesarias.

2.Planificar un horario.

Es bueno que nuestros hijos sepan que el momento de hacer tareas siempre empieza a una determinada hora. Para ello dejaremos un tiempo de descanso después de la comida para jugar, leer, ver la televisión, etc, pero empezaremos a trabajar sin demorarlo mucho ya que el cansancio se incrementa a medida que avanza la tarde y las últimas horas resulta más difícil garantizar la concentración y la eficacia.

Para determinar la hora de inicio de las tareas es importante tener en cuenta las actividades extraescolares, aunque realmente debería ser al contrario. Deberíamos programar las actividades extraescolares de nuestros hijos, sobre todo aquellas lúdicas y deportivas, a últimas horas de la tarde para que les sirvan de descanso después del trabajo realizado. De esta forma, nuestros hijos podrían asistir a las actividades para desconectar y disfrutar, una vez que ya han cumplido con las obligaciones académicas. Si esto no fuera posible, la hora de inicio la determinará la hora de llegada a casa.

los deberes de los niños

3.Planificar el trabajo a realizar.

Como se ha dicho anteriormente, uno de los objetivos que persigue la realización de tareas es que los niños sean autónomos en su organización y planificación del trabajo para fomentar su responsabilidad frente a sus obligaciones personales. Por ello, es necesario dedicar un tiempo inicial a planificar la forma de organizar el horario de estudio y tareas de cada día concreto.

En primer lugar, determinaremos qué tiempo vamos a dedicar al repaso, memorización y estudio de algunas materias. Esto debe ser prioritario y hacerlo al principio, para evitar cansancio y garantizar una adecuada concentración. Posteriormente, cuando  hayamos terminado el estudio, comenzaremos por las tareas, ejercicios y actividades. Siempre daremos prioridad a las que sea necesario presentar al día siguiente y, si podemos, iniciaremos aquellas que haya que completar para días posteriores. Debemos tener claro que aquello que resulte más complejo a nuestros hijos debe hacerse antes y dejar para el final lo mecánico o distendido. Suele ser un error muy frecuente, en alumnos mayores, empezar haciendo tareas y  dejar para lo último el estudio. La consecuencia es que pocas veces tienen ganas suficientes para ponerse a estudiar después de una jornada agotadora y solo estudian el día de antes del examen. Este es un error que hay que evitar creando hábitos adecuados desde el principio.

4.El descanso es fundamental.

Éste debe realizarse en función de la edad de los niños para evitar excesivo cansancio y agotamiento que acaba derivando en una falta de motivación y enfrentamiento con los padres. No es correcto tampoco abusar de los descansos porque podemos romper momentos de concentración que luego son difíciles de recuperar. En definitiva, debemos conocer el tiempo máximo de concentración que tienen nuestros hijos y, una vez cumplido, hacer un pequeño parón de no más de media hora para merendar, hablar de forma distendida o realizar una breve actividad lúdica que permita volver al trabajo sin problemas.

5.Observar su capacidad de concentración.

Una vez que hemos planificado la forma de organizar la tarde y hemos determinado el tiempo que dedicaremos a cada tarea, llámese estudio, actividades o trabajos, observaremos la capacidad de concentración de nuestro hijo y el tiempo que presta una atención focalizada a lo académico. Este tiempo, si trabajamos bien las rutinas propuestas, debe irse incrementando y ser cada vez más eficaz.

6. Dejar hacer, potenciar su autonomía.

Un error muy frecuente es que los padres hacemos las tareas a nuestros hijos. Esto, lejos de beneficiarles, les perjudica y puede generar una dependencia del adulto que derive en inseguridad y apatía. Si nuestros hijos saben hacer los deberes solos, tenemos que dejarles porque de otra forma les privamos de la oportunidad de aprender y crecer. Ellos deben ver en nosotros alguien a quién acudir si tienen dudas y pueden mostrarnos la tarea terminada, pero debemos darles el margen de equivocarse y aprender de sus errores. Esto no debe interpretarse como un fracaso, sino como parte del mismo proceso de aprendizaje.

7.Elogiar su esfuerzo.

Debemos transmitir a nuestros hijos que no deben luchar por ser los mejores de la clase, sino superarse a sí mismos. El esfuerzo, la persistencia en el trabajo, el interés, las ganas de aprender y la capacidad de sobreponerse a sus errores debe ser lo que más orgullosos nos haga sentir. No solo los resultados cuentan, en el colegio todos estos aspectos también son calificados y evaluados porque crean personas con unas actitudes ante la vida. Por ello, debemos ser muy explícitos a la hora de transmitirlo a los niños y no escatimar en elogios, caricias y abrazos que así lo demuestren.

Pauatas para ayudar a hacer los deberes de los niños

8.Coordinarnos con el centro escolar.

Tendremos muchas ocasiones en las que no sepamos solucionar sus dudas o ayudarles en determinadas tareas. En estos momentos la coordinación con el centro es imprescindible. Podemos solicitar entrevistas con el profesor pertinente para explicar nuestra situación o pedir aclaraciones sobre la forma de proceder. Desde el centro educativo el profesorado agradece el interés de la familia por trabajar unidos en beneficio de los niños, ya que es tarea común. Por ello, es igualmente importante no hacer comentarios ofensivos hacia los profesores que puedan ser escuchados por los niños, ya que desautorizamos su labor y nuestro hijo puede sentirse muy confundido. Las dudas o sugerencias es mejor tratarlas en persona.

9.Poco a poco debemos retirar nuestra ayuda.

Inicialmente dedicaremos mucho tiempo a la planificación del horario de trabajo, la organización a la hora de realizar las tareas, al desarrollo de las mismas, etc. Debemos ser conscientes que esta ayuda, tal y como se ha dicho antes, no puede convertirse en una dependencia hacia nuestra persona. Por ello, una vez que sepan organizar su planificación, supervisaremos los tiempos que dedican a cada materia para finalmente comprobar el trabajo realizado. Este proceso puede durar cursos enteros y dependerá de cada niño. A pesar de ello, debemos observar cierto progreso con el paso del tiempo, de otra forma algo deberíamos cambiar. ¡No pueden llegar a bachillerato y demandar que los padres les ayuden a estudiar!

10.Es un tiempo para disfrutar con nuestros hijos.

Cuando ayudarles en las tareas escolares se convierte en un momento amargo que genera tensiones y deteriora el clima familiar, debemos plantearnos un cambio. Para ello es preciso revisar nuestras expectativas personales sobre lo que queremos que nuestro hijo consiga. El refuerzo positivo, las manifestaciones verbales de orgullo, el elogio delante de la familia sobre sus logros, el reconocimiento de su esfuerzo y la revisión de sus progresos son para ellos más importantes que unas calificaciones numéricas. Debemos disfrutar de este tiempo como una parte más en la que contribuimos a su crecimiento desde el cariño y el afecto con grandes dosis de paciencia.

 

Bueno, pues hasta aquí llegan los consejos de nuestra experta. Esperamos que os hayan sido de utilidad y que os sirvan para acompañar un poco mejor a vuestros hijos durante el curso. 😉

 

 

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