La de la Laguna del Duque, en Solana de Ávila, es una preciosa excursión para realizar en familia. Sin ser demasiado exigente, nos permite contemplar uno de los muchos rincones mágicos de la provincia de Ávila: una laguna que nos habla del pasado glaciar de esta tierra y que nos regala imágenes imponentes.
Nosotros hemos tenido la inmensa suerte de realizar la excursión en plena primavera. Con el campo repleto de flores, repleto de colores y con el agua como una de las grandes protagonistas del recorrido. Todo un lujo para los sentidos del que disfrutamos en una excursión que, sin duda, os animamos a realizar.
LA LAGUNA DEL DUQUE
Como os decíamos, la Laguna del Duque se encuentra en el término municipal de Solana de Ávila. De hecho, se cruza este precioso pueblo (que también da nombre a la laguna) para poder llegar al comienzo de la ruta.
Éste se encuentra junto a la central hidroeléctrica del Chorro. En sus inmediaciones podréis dejar el coche y comenzar el ascenso a la que, según se puede leer en el cartel colocado al comienzo de la ruta, es la laguna de origen glaciar más grande del Parque Regional de la Sierra de Gredos. Más incluso, irónicamente dado su nombre, que la Laguna Grande, otra de las excursiones que tenéis que hacer sí o sí en esta zona de la provincia de Ávila.
COMIENZA EL ASCENSO
La ruta hasta la Laguna del Duque, que viene señalizada como el PR-AV41, comienza dejando a mano derecha la central.
Después de abrir un portón podréis continuar por un camino muy bien señalizado con hitos y con señales. Un sendero de piedras en su gran mayoría, pero que es fácilmente transitable si se lleva, por supuesto, el calzado adecuado.
En esta primera parte del recorrido tiene un gran protagonismo la gran tubería que desciende desde la presa construida en 1921 en la Laguna del Duque hasta la central.
Es verdad que afea un poco las vistas. Pero puede ser la excusa para explicar a los niños el origen de la electricidad. No hay mal que por bien no venga, ja,ja.
DOS POSIBILIDADES DE ASCENSO
Y así, entre charlas y alguna que otra parada para hacer fotos, llegamos a la bifurcación que te da a elegir entre dos posibles rutas para terminar el ascenso.
La que sigue marcada como PR-AV41 continúa hacia la izquierda y supone una ascensión de 45 minutos hacia la Laguna del Duque. Es una subida más sencilla, sobre todo en épocas en las que pudiera haber nieve o hielo. Y quizá sea la más recomendable si vais a subir con niños pequeños.
El ramal de la derecha asciende más cerca de la gran tubería y es más empinado, aunque también esté bien trazado. De hecho, tiene algún tramo con escaleras de piedra. En este camino, además, es fácil que veáis a alguno de los muchos escaladores que se desplazan hasta esta zona para practicar deporte. Y veréis, seguro, el refugio de la Laguna del Duque, otro de los hitos en este recorrido.
UN CAMINO ENTRE PIORNOS Y AGUA
Nosotros en esta ocasión optamos por la ascensión más cómoda. Y no nos arrepentimos para nada. Disfrutamos de un camino cuajado de piornos amarillos y de mil flores de todos los colores.
E incluso nos sentimos como auténticos aventureros al tener que sortear numerosos riachuelos que, dada la época del año, bajaban bien cargados de agua. Su agradable sonido fue una constante en casi toda la subida.
Una subida que regala un respiro justo antes del primer punto en el que se divisa la laguna. Unas pequeñas praderas casi en la cumbre suavizan el ascenso y te permiten tomar aire para poder soltarlo después con fuerza cuando se contempla por vez primera la Laguna del Duque.
Porque es, de verdad, una estampa maravillosa. Abrigada por los restos del circo glaciar en la que en su día estuvo, la laguna es un regalo para la vista.
Es en ese momento cuando en este punto de la ruta comienza un ligero descenso. Con la presa a mano derecha y la laguna en el frente, el paisaje y el camino invitan a rodear el gran lago, en un paseo más llanito y cómodo para los niños.
UN ALTO EN EL CAMINO
Como en todas nuestras excursiones, nosotros decidimos hacer un alto en el camino para reponer fuerzas. Y descendimos un poquito más hasta una roca que, a modo de playa, descansaba en las orillas del agua.
Fue, sin duda, el sitio perfecto para tomar el bocata. ¡Hasta tuvimos visita! Un enorme sapo quiso venir a saludarnos mientras descansábamos.
PASEO JUNTO A LA LAGUNA DEL DUQUE
Con la ‘batería’ cargada, continuamos el camino teniendo la laguna siempre en nuestra mano derecha. Y encontrándonos lugares como la Fuente del Marqués.
Así hasta llegar al arroyo Malillo, afluente del Aravalle y que es el encargado de abastecer a la Laguna Grande.
Lo ideal hubiera sido poder sortearlo y terminar de recorrer toda la laguna hasta llegar a la presa. Pero, como ya os decíamos antes, el día de nuestra visita el agua era súper abundante. Más aún en el punto en el que el arroyo desemboca en la laguna. Así que, entre la fuerza y la abundancia del agua que bajaba, y que no nos atrevimos a descalzarnos y cruzar con las botas en la mano (el día tampoco invitaba a ello) decidimos regresar por donde habíamos venido.
Antes de regresar, eso sí, disfrutamos de esta zona de la laguna: súper bucólica precisamente por la presencia del agua.
CÓMO LLEGAR A LA LAGUNA DEL DUQUE
Para llegar a la Laguna del Duque desde Ávila debe tomarse la N-110 y cruzar El Barco de Ávila.
Sin abandonar esta carretera se toma la AVP-677, hacia Solana de Ávila. Después de atravesar esta localidad se continúa hacia La Zarza, desde donde sale un camino hacia la izquierda que ya está indicado como ‘Laguna del Duque’.
A partir de ahí tendréis que recorrer un camino de tres kilómetros en no muy buen estado. En él os aparecerá un portón que habrá que abrir para poder continuar el camino hasta la central hidroeléctrica de El Chorro.
Desde Ávila el recorrido en coche lleva una hora y 15 minutos aproximadamente.
RUTA A LA LAGUNA DEL DUQUE EN WIKILOC
Aquí os dejamos un enlace a nuestra caminata en Wikiloc por si os facilita seguir el camino. Esperamos que os guste la excursión y disfrutéis mucho en este tesoro de la Sierra de Gredos.