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La autocompasión en la infancia y adolescencia

Quizá no estemos muy acostumbrados a hablar (o reflexionar) sobre la importancia de la autocomposasión en la infancia y la adolescencia. Vivimos tan inmersos en el día a día que no nos paramos a pensar en cómo puede afectar a nuestros hijos vivir en una sociedad en la que lo que entendemos como éxito se marca ya desde la infancia.

Y eso, a la larga, puede hacer que aparezcan en los niños y adolescentes sentimientos negativos: miedo, vergüenza…

Lejos de eso, la autocompasión es necesaria para que los niños sepan como quererse y respetarse a ellos mismos.

De todo esto nos habla en este artículo tan interesante la psicóloga abulense Marta Olmedo, de Mo Psicología. Os dejamos con ella.

POR QUÉ ES IMPORTANTE EL TRABAJO DE AUTOCOMPASIÓN EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA

Vivimos en una sociedad en la que ‘el hacer’ predomina a ‘el ser’. Nuestro día a día se limita a multitud de quehaceres diarios relacionados con la consecución de objetivos. Por tanto, el estilo de vida y los mensajes que marcan a día de hoy en nuestra sociedad conllevan competitividad y dureza desde edades muy tempranas.

Desde que los niños son muy pequeños ya buscamos formas para mantenerles motivados. Se esperan cosas de ellos y se busca que logren objetivos académicos, deportivos, artísticos, de desempeño u otros más personales.

De hecho, es muy común que estos asistan a actividades, clases, talleres… Además de sus horas lectivas en colegios o institutos.

En muchos de los casos, apenas encontramos a lo largo del año niños con tiempo libre durante el día. Y cuando son jóvenes, son ellos mismos quienes buscan quehaceres para no aburrirse, como forma de resistirse a enfrentarse a aquello que les supone una dificultad.

Indirectamente parece que estamos marcando unos objetivos. Y cuando marcamos estos como prioridad, podemos estar dando el mensaje al niño o no tan niños, de que estamos esperando que ellos sean mejores que los demás.

PENSAMIENTOS NEGATIVOS

Pero, ¿qué pasa cuando se dan cuenta de que algún compañero tiene una habilidad mayor en esa actividad que ellos o mayor facilidad para lograrlo? Cuando esto pasa, los niños tienden a la frustración, generando pensamientos negativos hacia sí mismos, comparaciones, autocrítica. Aparece el miedo a fallar y la vergüenza.

autocompasión en la infancia y adolescencia
A veces lanzamos a los niños el mensaje de que esperamos que sean mejores que los demás. Eso les lleva a la frustración.

Además, está demostrado que todas las experiencias de exigencias o de entornos críticos por parte de las figuras paternas, educadores o sociedades, son experiencias que van a tener gran impacto en cuanto a los patrones de pensamiento del niño. Por consiguiente, los niños convertidos en jóvenes y adultos interiorizan los mensajes críticos, comparativos o descalificativos de manera significativa. Y son estos mensajes los que pasaran a ser suyos y aparecerán en su mente en la vida adulta, afectando a su desenvolvimiento en la vida, seguridad y autoconcepto.

¿COMO AFECTA LA AUTOCRITICA?

SISTEMA DE AMENAZA: ACTIVIDAD NEURONAL

Investigadores del cerebro reconocen que la actividad neuronal que se activa en nuestro cerebro cuando nos criticamos es similar a cuando detectamos una amenaza del exterior. Es decir, nuestro sistema de amenaza se activa. Por tanto, la autocrítica funciona como amenaza hacia nosotros mismos, muy relacionado con el miedo: miedo al exterior, a los demás, a ser juzgado, en general, miedo a exponerme, o la vergüenza, ya que, considero que los demás son una amenaza.

La autocrítica no aporta ningún beneficio en los niños, sino todo lo contrario. Los niños pueden llegar a pensar que son inaceptables, fracasados o culpables y merecen ese sufrimiento. Además de la posibilidad de que aparezcan pensamientos que amenazan su propia valía como ser humano, del tipo: «soy incapaz», «soy un inútil», «no soy suficiente», «soy un fracaso», «tenía que haber ganado, soy lo peor», «debía de haber sido el mejor, soy una vergüenza»

¿POR QUÉ ES IMPORTANTE DESARROLLAR AUTOCOMPASIÓN EN EL CONTEXTO EDUCATIVO?

El contexto en el que se desarrolla el niño o nuestros jóvenes tiene vital importancia, pues es en los colegios o institutos donde pasan el mayor tiempo de su día.

Según Moroño, el niño crece pensando que ha de ser perfecto para que lo quieran. Pero como la perfección es imposible, criamos niños inseguros y que toleran mal la frustración (Moroño, 2019). Cuando se desarrolla un trato más amable y comprensivo con uno mismo, en cuanto a los resultados personales y académicos, es más probable que se desarrolle una autoestima más sana y seguridad en sí mismos.

Del mismo modo, a mayor seguridad y desarrollo de autoestima sana, será más probable que los resultados sean diferentes. A través del trabajo de aceptación, se trata de que el niño aprenda a aceptarse y respetarse tal y como es, disminuyendo la tendencia de compararse con los demás.

autocompasión en la infancia y adolescencia
Niños y jóvenes deben aprender a aceptarse y a respetarse tal y como son.

¿QUÉ ES LA AUTOCOMPASIÓN?

LA AUTOCOMPASION ES UNA HERRAMIENTA DE PREVENCION

Normalmente, cuando vemos sufrir a alguien que queremos, brota de nosotros un sentimiento de cariño y amor. Queremos protegerle y ayudarle a que se sienta mejor. Este sentimiento está muy relacionado con la empatía. Pero, ¿somos igual de compasivos con nosotros mismos?

La autocompasión es apoyarnos, consolarnos, darnos cariño y ser amables con nosotros mismos cuando no estamos bien. Según Neff (2017), la autocompasión nos ofrece la misma protección que una autoestima alta contra la autocrítica destructiva, pero sin la necesidad de tener que sentirnos perfectos o mejores que los demás. Del mismo modo, también involucra el conocerse a uno mismo de forma sincera y así aprender a aceptarnos como somos, con nuestras destrezas y habilidades, así como con nuestros errores y debilidades.

Es importante desarrollar desde pequeños la autocompasión pues, según Moroño (2019), las personas autocompasivas tienen una mayor inteligencia emocional, experimentan menos emociones no saludables, gestionan mejor sus emociones y presentan mayor capacidad para mantenerse estables emocionalmente.

Además, comenta que las personas que practican estas habilidades saben enfrentarse a sus problemas de manera más eficiente, saben cómo motivarse a sí mismos y a percibir el fracaso como un aprendizaje, sin llegar a frustrarse o desanimarse. Por otro lado, practicar y desarrollar la compasión con los demás también tiene beneficios – en cuanto a las relaciones interpersonales, pues enseña a los niños y jóvenes a relacionarse con igualdad y respeto con los demás, porque son mucho más conscientes y empáticos con el sufrimiento ajeno. Además de aportarles herramientas con las que puedan solucionar sus problemas mediante el diálogo.

TRES COMPONENTES

La capacidad de tener compasión con uno mismo se mide teniendo en cuenta tres componentes:

La amabilidad con uno mismo: ser amable, tolerante y flexible con nosotros mismos cuando las cosas no nos van bien y nos sentimos imperfectos.

La humanidad compartida: se refiere a la que los niños y jóvenes sientan que no están solos, que TODOS tenemos dificultades en el día a día, TODOS sufrimos, porque el sufrimiento es parte de la vida.

La autocompasión es ser amable con uno mismo, darnos cariño, acompañarnos y apoyarnos de forma incondicional a pesar de que las cosas no pasen como esperábamos o fallamos en algo.

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