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En Bonilla de la Sierra

Este fin de semana hemos llevado a las niñas a conocer Bonilla de la Sierra.

Este pequeño pueblo del Valle del Corneja es, sin duda, una de las joyas de la provincia de Ávila. No demasiado conocida a pesar de su belleza, la villa de Bonilla de la Sierra presume de historia, patrimonio y naturaleza a partes iguales.

Bonilla de la Sierra
La colegiata es la principal joya de Bonilla de la Sierra.

Porque pese a su tamaño y a la poca importancia que se da ella misma, la localidad de Bonilla de la Sierra fue durante siglos el lugar descanso de reyes y obispos. De ahí su carácter de villa episcopal. Y de ahí el rico patrimonio que conserva en pleno siglo XXI.

Bonilla de la Sierra es, además, un destino ideal para pasar un día en familia: pasear por sus calles perfectamente empedradas, dejarse impresionar por su colegiata o contemplar las imponentes vistas que de la sierra se tienen desde todos sus rincones es un lujo al alcance de todos.

Pero vamos por partes.

LA ENTRADA A BONILLA DE LA SIERRA

De Bonilla de la Sierra llama la atención nada más llegar al pueblo, su acceso. Porque la localidad estuvo en su día cerrada por una muralla de algo más de un kilómetro de diámetro.

De ella quedan pocos restos, como la Puerta de Piedrahíta. Se cuenta que en su día hubo cuatro accesos: las puertas de Villafranca, Ávila, El Mirón y Piedrahíta, bautizadas en función del lugar hacia el que se dirigían los caminos que de ellas partían.

Bonilla de la Sierra
La Puerta de Piedrahíta con la colegiata al fondo.

La Muralla de Bonilla de la Sierra comenzó a construirse en el siglo XII. Y fue más adelante cuando la localidad adquirió su importancia, con la llegada de obispos y reyes. Hablamos, por ejemplo, de Juan II, Sancho Blázquez Dávila, Alonso de Madrigal ‘El Tostado’ (que de hecho falleció en Bonilla de la Sierra) o Fray Hernando de Talavera (confesor y consejero de Isabel la Católica).

Bonilla de la Sierra
La Puerta de Piedrahíta, vista desde el interior del pueblo.

Todos ellos pasearon por sus calles y disfrutaron de las espectaculares vistas de la Sierra de Gredos que se tienen desde el pueblo. Nosotros tuvimos la suerte de tener la sierra nevada, así que el premio fue doble.

LA PLAZA Y LA COLEGIATA

Cruzando la Puerta de Piedrahíta y caminando por una de las calles principales del pueblo se llega a la preciosa plaza porticada del pueblo. Y si preciosos son sus soportales y las construcciones castellanas que la rodean, no lo es menos la iglesia-colegiata de San Martín de Tours, la auténtica joya de Bonilla de la Sierra.

Bonilla de la Sierra
Otra perspectiva de la iglesia de San Martín de Tours.

De ella nos llamaron la atención, sobre todo, sus imponentes contrafuertes y sus pináculos. Transmiten una fortaleza que, desde luego, buscaron sus constructores. De hecho, reutilizaron para ello el cuerpo de la torre de un templo previo.

Plaza porticada
La plaza de Bonilla de la Sierra es preciosa.

No siempre es posible acceder al templo. Nosotros buscamos al alguacil de Bonilla de la Sierra que tuvo el detalle de abrirnos las puertas de la iglesia para poder visitarla.

Del interior nos encantó su retablo, impresionante en tonos dorados, y el coro, de madera y ubicado al final de su única nave.

Colegiata
Interior de la iglesia de la colegiata de Bonilla de la Sierra.
EL CASTILLO

Y el tercer elemento defensivo con los que contaba la villa episcopal de Bonilla de la Sierra (además de la torre del templo y la muralla) es el castillo.

Bonilla de la Sierra
El castillo es de propiedad privada y no puede ser visitado.

Éste se encuentra muy cerquita de la colegiata, pero es propiedad privada y no es visitable. Aún así puede verse el exterior y gracias a uno de los paneles explicativos que salpican el pueblo descubrir, por ejemplo, que su origen también se remonta al siglo XII y que tiene trazas del XIV.

CALLEJEANDO POR BONILLA DE LA SIERRA

Desde el castillo nos animamos a dar un paseo por las calles del pueblo. Son preciosas.

Bonilla de la Sierra
De paseo por Bonilla de la Sierra.

En todas ellas destacan el empedrado y las portadas de muchas de las viviendas.

De hecho, buena parte de ellas lucen los escudos de los señores que las habitaron en su día. Como la Casa de los Herrera, una de las que destacan los paneles informativos.

Casa de los Herrera
El escudo que luce la Casa de los Herrera.

Quizá parte del encanto de Bonilla de la Sierra reside en que casi todas las casas de nueva construcción han respetado el espíritu del pueblo, por lo que no se encuentran muchas casas que desentonen con el conjunto histórico.

POZO DE SANTA BÁRBARA

En nuestro paseo por las calles de la villa regresamos a la Puerta de Piedrahíta. Muy cerca de ella se encuentran los restos más visibles de la muralla (los otros restos que quedan están adosados a algunas de las viviendas del pueblo) y el Pozo de Santa Bárbara. De todo lo que vimos fue, sin duda, lo que más gustó a las peques.

Bonilla de la Sierra
Llama la atención el tamaño del brocal del pozo.

Se trata de un pozo-aljibe del que se surtían los vecinos de Bonilla de la Sierra ya desde finales del siglo XII.

Llama la atención por el tamaño de su brocal. Pero, sobre todo porque cuenta con unas escalinatas que te permiten bajar al nivel del agua. ¡Toda una aventura para los niños, sin duda!

Bonilla de la Sierra
Conocer el interior del pozo fue toda una aventura para las niñas.
COMER EN BONILLA DE LA SIERRA

Y tras el paseo nos encaminamos a reponer fuerzas.

Si vais, os recomendamos sin duda el Bar Corrales. Allí, Mario y su madre nos hicieron sentir como en casa.

Disfrutamos en primer lugar de una tortilla de patata de las que no se olvidan nunca. Y a continuación pedimos una de sus especialidades: las hamburguesas. He de decir que nos costó un poco acabarlas por su tamaño. ¡Pero pudimos con ellas! ¡Estaban impresionantes, ja,ja!

Bar corrales
Hamburguesa del Bar Corrales. Riquísima.

A las niñas más pequeñas les prepararon unos huevos fritos con patatas también espectaculares.

¡Ah! Y lo mejor: apto para todos los bolsillos.

ATARDECER Y DESPEDIDA

Al acabar el día tuvimos la inmensa suerte de ver atardecer desde Bonilla de la Sierra.

Atrdecer en el valle del corneja
Atardecer en Bonilla de la Sierra, con los restos de la muralla en primer término.

Era la hora del regreso de las cigüeñas a sus nidos de la colegiata. Y de disfrutar de un cielo anaranjado que fue, sin duda, el mejor broche de oro para una jornada única.

PUEBLO MÁS BONITO DE ESPAÑA

Cuando nosotros visitamos Bonilla de la Sierra aún no había sido incluido entre los Pueblos Más Bonitos de España (aunque nosotros ya sabíamos que lo era, ja,ja). Pero desde comienzos de 2019 podemos presumir de contar en la provincia de Ávila con uno de los Pueblos Más Bonitos de España. Menudo lujazo.

CÓMO LLEGAR

Llegar a Bonilla de la Sierra es muy sencillo.

Desde Ávila se toma la N-110 en dirección Piedrahíta y poco después de pasar el desvío de Villafranca de la Sierra se toma el que anuncia Bonilla de la Sierra.

Allí se toma la carretera AV-P-639. Por ella recorreréis seis kilómetros rodeados de dehesas con encinas centenarias, ganado, pilones y riachuelos. Una maravilla de recorrido. (Mira aquí como llegar desde Ávila.)

Llegar a Bonilla de la Sierra desde Salamanca cuesta más o menos una hora y desde  Madrid apenas son dos horitas.

¡Por cierto! Nosotros aprovechamos el día para acercarnos a conocer también el Molino del Tío Alberto. ¡Totalmente recomendable!

Bonilla de la Sierra
Otra estampa de Bonilla de la Sierra

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